viernes, 30 de diciembre de 2011

Crónica de una orfandad anunciada

| 22.11.2011 A raíz del asesinato de Tomas, el nene que apareció muerto la semana pasada en Lincoln, expertas contextualizan éste y otros casos similares como producto y consecuencia de la violencia de género. 174 hijas e hijos menores víctimas colaterales del Femicidio (*) Por La Casa del Encuentro Lic. Silvia Lommi, Lic. Norma Stola, Ada Beatriz Rico. 'Belén, Juana, Romina, son hermanas, tienen pocos años pero muchas, muchas noches 'de miedo' vividas juntas. De la mano en un rincón de su cuarto tapándose los oídos unas a otras. Romina, con años de experiencia despliega su dolorosa sabiduría, intenta calmar a sus hermanas inventando cuentos. Afuera el infierno de todos los días, los gritos, los insultos, las corridas. Otra noche más de golpes, que nunca entenderán. Mañana despertarán y habrá muchas cosas rotas. 'Ya va a pasar, papá está cansado, está de mal humor, tomó mucho vino y no sabe lo que hace', Romina repite prolijamente los argumentos de mamá, los que ya escuchó mil veces, los que oirá mañana. No hay caso, no logra calmar a su hermanita, tampoco ella misma puede. Y los gritos no paran, y mamá pidiendo por favor. 'Ojalá se le ocurriera sacarnos en pijama en el medio de la noche como tantas veces y llevarnos a lo de la vecina, pero no…' De pronto el silencio, ya no mas gritos, mamá no llora, sólo el ruido de la puerta. Belén está dormida, Juana se acomoda y Romina se duerme mirando a sus hermanas. ... Tras propinar una feroz golpiza a su mujer le dio muerte ahorcándola con sus propias manos. El hecho ocurrió en la cocina de la vivienda familiar mientras que en la habitación contigua dormían sus tres hijas menores de 4, 8 y 10 años de edad. El cadáver de la mujer, fue hallado esta madrugada por personal policial quien acudió al domicilio tras haber sido alertado por una vecina de la familia. El asesino se entregó horas más tarde, quedando a disposición del juez. Las historias se repiten, cambiando los nombres, las edades, los lugares. El Femicidio es el asesinato de mujeres como resultado extremo de la violencia de género que ocurre tanto en el ámbito privado como en el espacio público. Los hijos e hijas de estas mujeres asesinadas por sus parejas o ex parejas son las víctimas más vulnerables, las más olvidadas y las menos visibles de la violencia de género. Niños, niñas y adolescentes, que no pueden hacer otra cosa que soportar la violencia, finalmente se encuentran con la cruel realidad de no tener a su mamá porque fue asesinada por ese hombre que puede ser el padre, o el compañero de su madre. Impacto psicoemocional: consecuencias Un acontecimiento de estas características tiene un impacto altamente traumático para sus vidas. La sintomatología concomitante cumple con los criterios diagnósticos para estrés post traumático o depresión (F43.1) y (F.32) según el Manual Diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales DSM-IV. Algunos de sus múltiples efectos se evidenciarán en el área emocional, tales como la dificultad en el control de expresiones de agresión, sentimiento de indefensión e impotencia y miedo; en lo social se dificultará la comunicación y el establecimiento de vínculos estrechos; en lo cognitivo, dificultades en la atención y concentración. Sus vidas se modifican, se afecta su escolaridad, sus relaciones de amistad y familia. En muchos casos deben abandonar su hogar, perdiendo amistades y renunciando a sus pertenencias y espacios cotidianos. Esta cruenta realidad de niños y niñas debe ser reconocida en forma urgente. Es necesario implementar medidas para la contención, atención y protección de quienes son víctimas colaterales del Femicidio de sus madres. El Estado deberá garantizar a los y las menores, los medios necesarios para continuar con sus estudios, acceder a atención médica y psicológica y cubrir sus necesidades básicas. Aspectos legales Finalmente hay que considerar la situación legal en la que quedan estos niños y niñas. En un asesinato de una mujer por violencia sexista, el padre de las y los menores y autor del asesinato, no pierde la patria potestad, sólo se interrumpe hasta su libertad y la guarda puede ser definida por él. Si analizamos las sentencias que salen publicadas en medios de comunicación por violencia de género, la condena promedio que recibe el agresor es de 12 años y, al cumplimiento de la misma, tiene todos los derechos legales sobre sus hijas e hijos, hasta que cumplan la mayoría de edad. Por lo tanto, hay menores en orfandad cuya educación está a cargo del asesino de su madre, por este motivo muchas veces las familias de la víctima deben comenzar un juicio por tenencia. Por esto es imprescindible la incorporación de la figura de Femicidio al Código Penal como una figura penal autónoma, para que el accionar del femicida reciba una condena de prisión perpetua. Pero también sería necesaria una modificación al Código para que el femicida pierda automáticamente la patria potestad de los y las hijas de la mujer que asesinó, y sería importante la posibilidad de contemplar que la misma se haga extensiva a otros/as que tuviera con otra mujer teniendo en cuenta la gravedad y las características del delito y con el fin de preservar el vínculo entre hermanos y hermanas. Estos cambios en los marcos jurídicos permitirían condenar efectivamente los crímenes por violencia de género, y eliminarían los vacíos legales que dejan en la mayor desprotección a cientos de menores. (*) Según el informe del Observatorio de Femicidios en Argentina 'Adriana Marisel Zambrano', dirigido por La Asociación Civil La Casa del Encuentro, desde el 1 de enero de 2011 al 31 de octubre de 2011 se relevaron: 237 Femicidios de mujeres y niñas. 283 hijas e hijos víctimas colaterales del Femicidio (174 hija/os menores, 42 adultas/os y en 67 casos no se registra sexo y edad) Violencia infantil con origen en el género Por Graciela Muñiz, Defensora Adjunta del Pueblo de la Ciudad de Buenos Aires La violencia de género y sus distintas variantes, vuelven a reflejarse y a ser noticia, desgraciadamente y con mucho dolor, en un nuevo hecho aberrante y de brutal ensañamiento del cual ha sido víctima una criatura. Este caso, se suma a otros recientes en los cuales niños de corta edad, que se encuentran en un estado de vulnerabilidad, exposición e indefensión, son atacados salvajemente, en oscuros episodios vinculados, casi siempre a la violencia de género en el seno de la pareja, donde el hombre en una desviación machista de su personalidad, se apropia de la vida de quien fuera su compañera. En la actualidad se verifica un crecimiento de los hechos que nos ocupan, y debe buscarse en la propia sociedad y en los ejemplos que brinda, el origen de esta problemática. Estos hechos comienzan en la infancia y es en la familia donde se ejerce la violencia y son los niños quienes la sufren, por su condición de niños y niñas, la mayoría de las veces unida a la autoridad paternal, hermanos, abuelos, tíos o amigos en quienes ellos confían. Esta problemática muchas veces no trasciende porque las criaturas se sienten avergonzadas, con sentimientos de culpa y amedrentados, por lo que guardan silencio. También es bueno preguntarse por qué la mamá de Tomás o la de Candela, no pusieron de manifiesto las amenazas, los malos tratos, y sumisión de las que eran víctimas ellas y sus hijos; evidentemente la mujer se paraliza o entra en estado de pánico, y esto conlleva a que guarde silencio, se siente avergonzada o culpable de una situación de la cual es víctima y no autora. Resulta conveniente prestar mucha atención, al comportamiento de los niños tanto en la esfera escolar, como social, dado que en la mayoría de los casos, los mismos exteriorizan en su conducta y comportamiento, los dramas y conflictos que los acosa. La sociedad y el Estado en forma conjunta, tienen la responsabilidad de prevenir estos hechos de violencia, que en la mayoría de los casos, tienen antecedentes y/o manifestaciones que los hacen previsibles. Cuando me refiero a la sociedad, hago mención a los familiares, docentes, vecinos, y conocidos de la víctima, que en muchos casos tienen conocimiento del peligro que ronda y acecha a estos niños. El rol del Estado presente, es diseñar y aplicar políticas preventivas, sobre la base de la observación de los hechos sociales y del peligro al que se ven expuestos los menores de edad, manteniendo informada a la sociedad de los organismos a los que recurrir en caso de necesidad. No basta con lamentarse, hay que comprometerse, actuar y ocuparse antes, pues como bien sabemos, después ya es demasiado tarde. Artemisa Noticias

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