miércoles, 14 de marzo de 2012
EL DISCURSO DE LA ACADEMIA
Por Emilia Caballero, vicesíndica de Greuges de la Comunitat Valenciana
La fuerza del ideario patriarcal consigue, nada menos, que la Real Academia de la Lengua se permita echar por tierra el esfuerzo realizado por distintas instituciones para elaborar guías que suavizaran el lenguaje sexista imperante con el objetivo de eliminar la desigualdad. Cuando, por el contrario, lo que podía esperarse es su contribución en este todavía balbuceante camino para comenzar a nombrar a las mujeres como un paso crucial para hacer realidad sus derechos. En mi opinión, ha perdido una extraordinaria ocasión que le podía haber sido tan propicia.
Si bien todavía existe una brecha muy importante entre las mujeres y los hombres respecto de la igualdad, el cambio producido en nuestro país - tanto en las leyes, como en la incorporación de las mujeres al también sexista mercado laboral, al mundo académico a pesar de su estructura androcéntrica, a los conocimientos en todas las áreas del saber, aunque siempre desde el punto de vista masculino, etc., etc., - ha constituido para las mujeres su salida de la esfera privada, y ello hace necesario que el lenguaje vaya adecuándose a esos cambios: no es lo mismo en el ámbito público decir todos cuando sólo se trataba de referirnos a un grupo de varones, que decirlo cuando una mayoría del mismo son mujeres. Como no es lo mismo haber hecho una ley para las personas en situación de dependencia que haberla hecho para los dependientes. ¿No tendría la Academia la obligación de colaborar en la nueva situación que afortunadamente había comenzado (no me atrevo a ponerlo en presente) a distanciarse de la que teníamos hace apenas 50 años? ¿La RAE no se siente concernida por la causa de la igualdad?.
Sin embargo, con esta última actuación, la Academia, disfrutando de la autoridad que le es propia, da un paso atrás en esa imprescindible dinámica y colabora decisivamente a mantener la invisibilidad de las mujeres. Pero también es cierto que para ello esa prestigiosa institución ha tenido que dejar en el camino jirones de objetividad, de confianza en su discurso, de credibilidad en suma. Así de importantes son las cosas de las mujeres, como diría Alicia Herrera, ilustre magistrada de la Corte Suprema de Chile y, por supuesto, feminista, es decir, perteneciente a ese Movimiento que lleva tres siglos luchando por la Igualdad entre las mujeres (que, por cierto, constituimos el 51% de la humanidad) y los hombres. Ha sido ese Movimiento - en el que la mayoría somos mujeres pero también hay varones, porque no se trata de una cuestión de genitales - el responsable de los avances realizados para toda la sociedad.
Y así ha sido desde la consecución del voto hasta la posibilidad de dar nombre a la violencia de género, al terrorismo doméstico, a la discriminación salarial, a la conciliación familiar y laboral, al acoso sexual y tantos otros términos. Además de dar la lucha por la igualdad legal, por la necesaria igualdad real. En resumen, el pequeño espacio que hoy tenemos en el mundo público se lo debemos al feminismo, que ya ha pagado un alto precio por ello.
Desconozco si la RAE sabe que lo que no se nombra no existe. No sé si la Academia se puede permitir reconocer a la vez que la sociedad es sexista, como hace en una de sus juiciosas premisas el informe de Ignacio Bosque, para, a renglón seguido, asegurar que el lenguaje no lo es ¿?.
Por otro lado no sé si, siguiendo sus mismas directrices, el estudio de la gramática le proporciona los suficientes conocimientos como para entrar en el campo de la perspectiva de género, no sé si su dedicación le ha llevado a profundizar en el paradigma científico feminista. Ojalá fuera así. En definitiva, no sé cuál ha sido el objetivo último al aprobar este informe, pero sí sé qué consecuencias produce.
Y aún me cabe otra pregunta ¿por qué interviene ahora? ¿por qué, si ya hace 25 años el Instituto de la Mujer comenzó a preocuparse de la importancia del lenguaje en el orden simbólico y su destacado papel en nuestra socialización y en el mantenimiento de la desigualdad?.
http://www.clasicasymodernas.org/wp-content/uploads/El-discurso-de-la-Academia.pdf
Etiquetas:
DISCRIMINACION,
ESPAÑA,
IGUALDAD,
SEXISMO