viernes, 3 de febrero de 2012
Monjas en pie de guerra: Religiosas denuncian a subdirector de su colegio y madre superiora lo respalda
Lo acusan de “apropiación indebida”
Juan Pablo Valenzuela usa autos caros, se viste bien y tiene un singular éxito con las mujeres. No es profesor y se desempeña como subdirector de un colegio de monjas. No es abogado y oficia como asesor jurídico de la misma congregación. A su favor cuenta con el respaldo de la madre superiora, que confía ciegamente en él. Pero el resto de las religiosas sospecha que ha usado recursos del colegio para financiar inversiones inmobiliarias que suman $132 millones en menos de un año y lo denunciaron en la fiscalía. Esta es la historia que convirtió el bucólico pueblo de Parral en un hervidero de rumores.
El otoño seco ha sido benigno con el camino a Bullileo. Sólo algunas pozas salpican la ruta cordillerana de tierra que, a diferencia de otros años, no ha sufrido con la lluvia. Cerca del embalse que da nombre a la zona, un camino montañero se abre a la derecha caracoleando junto a un arroyo. En algunas partes es apenas un sendero estrangulado entre el riachuelo y un bosque nativo que en esta época luce matices anaranjados, rojos y amarillos. Un paraje de postal. En la ribera opuesta se aprecian las cabañas de aquellos que disfrutan este paisaje como propietarios. Aunque bien cuidadas, son construcciones modestas. Por eso resalta el moderno chalet de líneas rectas y ventanales, construido con madera rojiza y piedra pizarra, con una piscina de un calipso encendido, un quincho en terraza y una escalera de durmientes empotrados en tierra e iluminados a ras de suelo.
-Don Juan Pablo no ha venido por acá hace tiempo, aunque la casa ya está casi terminada. Le faltan puros detalles, no más –dice el cuidador que cierra el paso, confirmando que la propiedad es de Juan Pablo Valenzuela Miranda.
No han sido buenas las últimas semanas para Valenzuela y quizá por eso no ha puesto pie en su flamante refugio de montaña. De hecho, esa propiedad es una de las que se mencionan en la denuncia interpuesta en su contra por las religiosas de la congregación Misioneras Catequistas de la Sagrada Familia. Ellas son las sostenedoras del colegio Providencia, de Parral, donde Valenzuela ha ejercido como subdirector, aunque no es docente, y ha oficiado como asesor jurídico, sin ser abogado.
Las monjas concurrieron al Ministerio Público el 9 de junio pasado y lo acusaron de “apropiación indebida” de fondos. Ellas sospechan que los más de $132 millones que Valenzuela ha invertido en propiedades en el último año pueden haber salido de las arcas de su colegio parralino. El establecimiento atiende a 1.500 alumnos y recibe más de $120 millones mensuales por concepto de subvención y aporte solidario de los apoderados.
La historia tiene además una arista que sorprende y sirve de combustible a aquello de “pueblo chico, infierno grande”: la superiora de la congregación, Ana Águila, la Madre Anita, respalda a Valenzuela, con quien tiene una relación de extrema confianza, y así lo hizo saber al cuerpo docente y administrativo del Colegio Providencia. En los hechos, la denuncia ante la fiscalía es síntoma de un quiebre profundo entre la superiora y el resto de las religiosas que dirigen la congregación.
El episodio que dejó a Valenzuela navegando en aguas tormentosas comenzó a escribirse el 24 de abril pasado. Ese día Chilevisión informó sobre la denuncia de un profesor que aseguró que las listas de asistencia de otro colegio que tiene la congregación en la localidad de Las Camelias, en la comuna de Retiro, eran adulteradas para cobrar dolosamente las subvenciones estatales.
La acusación dio origen a una investigación del Ministerio de Educación. Para enfrentar la denuncia, la dirección del colegio fue asumida por la religiosa Mireya Alfaro, la Madre María Jesús, quien convocó como asesor jurídico al ex alumno de las monjas y abogado parralino Daniel Castillo. En medio de esa indagatoria y al tomar contacto con funcionarios de Educación que trabajan en el área de las subvenciones, la religiosa fue alertada sobre el conjunto de propiedades que había adquirido desde julio de 2010 el subdirector del Colegio Providencia, Juan Pablo Valenzuela. Las sospechas se basan en que las inversiones descubiertas no tendrían relación con los ingresos que percibía Valenzuela por su trabajo en el establecimiento.
FINIQUITO Y AUDITORIAEl sábado 21 de mayo se celebró en Santiago el “Encuentro Fraterno” que anualmente reúne a todas las integrantes de la congregación. Aunque no estaba en tabla, la jornada fue aprovechada para citar de manera extraordinaria el Consejo Superior, órgano máximo de la Congregación. Ahí se expusieron las sospechas que recaían sobre Valenzuela y se solicitó a la superiora que explicara el rol que el subdirector cumplía en materias administrativas.
Valenzuela siempre había estado bajo la mira de un grupo importante de religiosas. La congregación tiene 91 años dedicada a la educación, administra nueve colegios, atiende a más de 6 mil alumnos y en toda su historia la directora y subdirectora de cada establecimiento siempre fue una consagrada. Eso hasta 2008, cuando sin poner sobre aviso a las hermanas, la Madre Anita designó a Valenzuela como subdirector del colegio de Parral. Aquello preocupó a varias religiosas, debido a que consideran que la historia personal de Valenzuela no es compatible con un alto cargo en un colegio administrado por monjas.
La nominación de Valenzuela fue traumática en la forma, pues se anunció en la liturgia del inicio de clases de 2008 sin que la hasta entonces subdirectora Soledad Soto, con más de 30 años de docencia en el colegio, supiera que sería relevada. Y también lo fue en el fondo, porque Valenzuela, que hasta entonces se desempeñaba como asesor jurídico del colegio, había tenido un niño con la hija de uno de los profesores y poco tiempo después tuvo una niña con una joven docente del mismo establecimiento. A eso sumaba otro hijo con una pareja anterior. Ahora mantiene una relación con la secretaria administrativa del colegio. Además, ha enfrentado por lo menos dos juicios por alimentos.
-Toda persona es libre de hacer lo que quiera con su vida privada, pero para ocupar un puesto en un colegio de religiosas no nos parecía adecuado. Varias personas se lo hicimos saber a la Madre Anita, incluso otras hermanas de la congregación, pero ella no quiso escuchar -señala un apoderado que se relaciona habitualmente con Valenzuela.
El Consejo Superior de las religiosas está integrado por siete hermanas. Y en la reunión urgente del 21 de mayo, fueron cuatro las que inclinaron la balanza contra Juan Pablo Valenzuela, a pesar de la defensa que hizo la Madre Anita. La cita se selló con dos acuerdos. El primero estipuló que al día hábil siguiente, el lunes 23 de mayo, se procedería al finiquito de Valenzuela como subdirector del Colegio Providencia y como asesor jurídico del colegio de Las Camelias, función que ostentaba en paralelo. Y, en segundo término, que se realizaría de inmediato una auditoria financiera y administrativa al colegio Providencia.
REUNION CON EZZATIEl abogado de Valenzuela, Iván Quijada, asegura que su cliente firmó el finiquito en los primeros días de junio y que la auditoría está en marcha hace dos semanas, realizada por un equipo que habría sugerido el obispo de Linares, Tomislav Koljatic.
Las religiosas que interpusieron la denuncia en la fiscalía de Parral señalan que la Madre Anita no les ha dado copia del finiquito y que no les ha informado sobre la supuesta auditoría. De hecho, ellas se reunieron el miércoles 25 con el arzobispo de Santiago, Ricardo Ezzati, para ponerlo al tanto de la situación, porque la congregación tiene su sede central en su diócesis. Y Ezzati les sugirió que la auditoría la hiciera una funcionaria del arzobispado de su confianza, Nelda Campos, quien hasta ahora no ha recibido luz verde desde el colegio para proceder.
La Madre Anita tiene su lugar de trabajo en la sede central de la congregación, en la calle Maturana de Santiago, pero desde que se inició el conflicto ha permanecido en Parral, en la casa que tienen las religiosas dentro del colegio.
En un contacto telefónico con CIPER, Juan Pablo Valenzuela aseguró que la denuncia sólo cuenta con el respaldo de la religiosa que la interpuso, la Madre María Jesús, y que el resto de la Congregación, incluida la superiora, no apoyan la judicialización del tema.
Pero la investigación de CIPER arrojó que la Madre María Jesús, ecónoma y administradora de los bienes de las religiosas, no está sola. El 7 de junio, ante la nula respuesta de la Madre Anita respecto de los acuerdos suscritos en la reunión del 21 de mayo, la vicaria de la congregación, la hermana Yolanda Covarrubias, la Madre María Soledad, tomó las riendas del asunto como segunda al mando. Para ello, requirió un certificado extendido por el Arzobispado de Santiago que la acredita como representante legal de la congregación. Y fue ella la que mandató a la Madre María Jesús y al abogado Castillo para que presentaran la denuncia ante la fiscalía, lo que se concretó el 9 de junio. Castillo además, anuncia que presentará una querella contra Valenzuela.
-Lo que hay acá es una congregación que reúne a cerca de una treintena de consagradas y de ellas hay por lo menos 21 religiosas que respaldan lo obrado por su Consejo Superior y por las madres María Soledad y María Jesús -sostiene Castillo.
El único finiquito que han tenido a la vista las religiosas es el que puso fin a la asesoría jurídica que brindó Valenzuela al colegio de Las Camelias. Fue firmado por la Madre Anita y Juan Pablo Valenzuela en Parral el 23 de mayo pasado, pero fue legalizado en una notaría de Linares. El documento contiene una cláusula sorprendente, que estipula que los términos del finiquito así como los argumentos utilizados para poner fin a la relación laboral son confidenciales y queda prohibido a las partes hacer mención de ellos. El incumplimiento, dice el texto, dará derecho a la contraparte a cobrar 10 mil UF (unos 218,5 millones de pesos):
-Para máxima claridad, ninguna de las partes abajo firmantes, podrá referirse a la otra en caso alguno y bajo ninguna circunstancia, en términos que involucren menosprecio, ofensas o injuria o cualquier forma de menoscabo –establece el finiquito.
LAS PROPIEDADESJuan Pablo Valenzuela aseguró a CIPER que las propiedades cuyas escrituras fueron acompañadas por la denunciante suman cerca de $40 millones y que pudo financiarlas con diversos créditos. Su abogado, Iván Quijada, estimó que los créditos que pidió su cliente para solventar estas operaciones suman unos $30 millones, y que el resto lo cubrió con ahorros y otros ingresos.
-Él tiene negocios en el rubro agrícola, además de una sociedad de asesoría jurídica con un hermano. Tiene ingresos permanentes en los colegios desde hace diez años. Es soltero y vive con su mamá. Así que tiene capacidad de ahorro. Vamos a entregar a la fiscalía todos los documentos que acreditan los recursos con los que hizo estas compras de propiedades -dijo Quijada.
Respecto de los juicios por pensión alimenticia y los desembolsos que Valenzuela debe hacer para mantener a sus tres hijos, Quijada indicó que sólo estaba informado de que su cliente llegó a acuerdo con la profesora que es madre de su hija menor y que “eso se inició como una reclamación por régimen de visitas”. Sobre los otros casos, señaló que no tenía antecedentes.
En contraste con las cuentas que saca Valenzuela, CIPER tuvo acceso a las escrituras de las cuatro propiedades que acompañaron la denuncia: la inversión total suma $53,5 millones. Se trata de una parcela en el sector de Los Molinos, en Parral, que adquirió en $16 millones; otra parcela en el mismo lugar que compró en $14 millones; una casa también en Parral por $18 millones y el sitio en Bullileo que le costó $5,5 millones.
Además, el abogado Castillo señaló a CIPER que tuvo acceso a una escritura de compraventa de un inmueble que está en la notaría de Gloría Acharán, en Santiago, fechada el 29 de abril de 2011, bajo el repertorio 17.523. En esa escritura, señala Castillo, figura como comprador Juan Pablo Valenzuela y como vendedor “Francisco Javier Bizama Cifuentes y otra”. El abogado asegura que la venta es por 3.018 UF (casi $66 millones) y que el pago fue acreditado por Valenzuela mediante un vale vista que permanece en custodia en la misma notaría. La operación no se había cerrado, dijo Castillo, porque faltaba la firma de uno de los vendedores.
El abogado Quijada dijo a CIPER que no tenía información sobre esta última compra y no descartó que se haya financiado con un préstamo hipotecario, pero subrayó que no está dentro de los documentos que acompañan a la denuncia.
Con esta última compra en curso, las inversiones inmobiliarias hechas por Valenzuela desde julio del año pasado a la fecha totalizan cerca de $119,5 millones. A ello debe agregarse el costo de la casa que se construyó en Bullileo, cifra que el abogado Quijada estimó en conservadores $14 millones, pues incluyó hasta la piscina. Eso da un total de $133,5 millones.
A ese paquete debe sumarse la nueva, amplia y moderna casa construida por Valenzuela en Parral y que habita junto a su madre en calle Ignacio Carrera Pinto Nº 97. El inmueble es de estilo ecléctico y más ostentoso que bello. Resaltando entre las modestas viviendas aledañas por detalles como una puerta con marco de madera y un gran vidrio grabado con las iniciales VM, la casa despierta las fantasías de los parralinos, quienes aseguran que Valenzuela trajo muebles desde España para alhajarla.
Respecto de los costosos vehículos que utiliza Valenzuela y que despiertan envidia o admiración en el pueblo, Quijada dijo que el moderno BMW en que se desplazaba hasta hace poco, era producto de un leasing que tuvo que deshacer. La amplia camioneta Chevrolet Traverse 2009 está a nombre del hermano menor y socio de Valenzuela, Miguel Luis, y figura en prenda por el préstamo que facilitó su compra.
LOS FONDOS SEPRaúl Zuñiga fue profesor en el Colegio Providencia por más de 20 años. Encabezó la Unidad Técnico Pedagógica del establecimiento hasta el último día del año pasado, cuando Valenzuela le anunció su despido.
Zúñiga fue el encargado de postular al colegio en 2008 a la Subvención Escolar Preferencial (SEP), que otorga más dinero fiscal por atender a menores vulnerables. Según cuenta, al postular ese año el colegio sólo gastó en una capacitación realizada por Santillana precisamente para instruir a los docentes en cómo integrarse al sistema SEP. Sin embargo, al revisar en un portal del Ministerio de Educación, se encontró con un documento que resume la rendición que hizo el colegio del uso de la subvención SEP en 2008 y en el que figura un gasto de $4.736.760 correspondientes a “supervisión de prácticas pedagógicas en aula”.
-Ese gasto no se hizo en 2008, porque la supervisión en aula la hice yo y otra colega pero recién a contar de 2009 -dice Zúñiga, quien asegura que el manejo administrativo de la subvención estaba en manos de Valenzuela.
El mismo docente indica que en noviembre de 2010 se realizó en el colegio una supervisión de los gastos de la SEP por parte del Departamento Provincial de Educación. Durante esa visita inspectiva, recuerda, Valenzuela le pidió que firmara un anexo con una cláusula transitoria para su contrato en el que se establecía que desde marzo de 2009 -casi dos años antes- recibía mensualmente $470 mil “con expreso cargo a la Ley SEP”. En total, debía haber cobrado $ 9.400.000 en los dos años. Pero Zuñiga afirma tajante “jamás recibí ese dinero”. Hasta la fecha de su finiquito en diciembre de 2010, sus liquidaciones de sueldo no incluyeron ese pago.
CIPER tuvo a la vista documentos que demuestran que otros docentes firmaron contratos bajo la administración de Valenzuela que indicaban que recibirían remuneraciones con cargo a la Ley SEP desde marzo de 2009, por montos que involucran a lo menos unos $20 millones. Hasta la fecha, en sus liquidaciones de sueldo no figuran pagos por ese concepto.
UN PUESTO SOLITARIOMientras la investigación de la fiscalía de Parral sigue su curso, en paralelo corre la arista eclesial del conflicto. Para este sábado 18 de junio, estaba programada una reunión de las religiosas, incluyendo a la superiora, con el arzobispo Ezzati. Fuentes allegadas a la congregación indicaron a CIPER que esa cita sería crucial para definir el futuro de la Madre Anita.
CIPER intentó comunicarse con la Madre Anita. Concurrimos dos veces hasta el Colegio Providencia, pero las llamadas y los recados que se le dejaron no fueron respondidos.
La superiora está cuestionada debido a que no cumplió con los acuerdos adoptados en la sesión del Consejo Superior del 21 de mayo o, al menos, no informó oportunamente de su cumplimiento, lo que desembocó en la formalización de una denuncia que dañó severamente la imagen de la congregación. Además, en franca oposición al Consejo Superior, a la hermana vicaria y a la hermana ecónoma, le brindó respaldo público a Valenzuela.
En efecto, el sábado pasado, frente a varios testigos, la Madre Anita le señaló al constructor Mario Cisternas, encargado de levantar un auditorio en el colegio, que debía entenderse con Valenzuela para seguir adelante con la edificación. Y antes, el jueves 26 de mayo, reunió a todo el personal del Colegio Providencia y anunció que Valenzuela había renunciado, que ella lo apreciaba y que había aprendido mucho de él en los diez años en que trabajaron juntos. También pidió que la entendieran porque el cargo que ella ostentaba era un puesto de “mucha soledad” y que antes que religiosa, era mujer y tenía sentimientos.
-Una declaración así, en boca de una mujer consagrada, es fuerte y da para pensar muchas cosas. Quedamos realmente sorprendidos -comentó una de las profesoras presentes en esa reunión.
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