domingo, 28 de febrero de 2010
Un hombre de 64 años mata a su mujer en Oviedo
La Policía cree que el homicidio fue el sábado y que el asesino padece una enfermedad mental
01.03.10 - 02:40 - IDOYA REY oviedo.co@elcomerciodigital.com | OVIEDO.
Sobre las tres de la tarde de ayer, la sala del 091 recibió la llamada de un hombre. Aseguraba que acababa de recibir una llamada de su padre en la que éste le comunicó que había matado a su madre. Los hechos se confirmaron cuando los agentes se desplazaron hasta el lugar que el denunciante les indicó, un piso (el 5ºB) del número 3-C de La Estrecha, entre Pontón de Vaqueros y La Corredoria.
Varias dotaciones del Grupo de Atención al Ciudadano del Cuerpo Nacional de Policía acudieron al aviso, sólo para encontrar al autor de la llamada e hijo del presunto parricida y de la víctima junto a la puerta de la vivienda en la que residían desde hacía 25 años sus progenitores. El hijo, según informó la Policía en una nota de prensa, comunicó a los agentes que había intentado entrar en el piso, pero que no podía abrir la puerta al encontrarse cerrada con llave y con éstas colocadas en la cerradura por el lado de dentro. En el interior del piso, estaba su padre, Manuel R. P., de 64 años.
Los agentes hicieron varios intentos para acceder a la vivienda sin éxito, mientras persuadían a su ocupante para que les franqueara el paso. Finalmente, el padre cedió a sus requerimientos, descorrió los cerrojos y abrió la puerta. Los agentes accedieron al interior y, en el salón del inmueble, encontraron a la mujer, Isabel L. R., de 59 años y oriunda de Nava, sentada en el sofá y muerta. Su cuerpo presentaba varias heridas de arma blanca, presumiblemente causadas con un cuchillo. Una de ellas, en el cuello, podría ser la que acabó con su vida.
La Comisión Judicial y miembros de la policía Judicial y Científica se desplazaron hasta la vivienda para recabar pruebas que puedan esclarecer los hechos, y proceder al levantamiento del cadáver. El presunto asesino fue trasladado a las dependencias de la Jefatura Superior de Policía de Oviedo, donde está previsto que hoy preste declaración y sea puesto a disposición judicial.
De momento, poco se sabe de lo acontecido, aunque, la Policía sospecha que el crimen se produjo el sábado, aunque falta la confirmación forense. No existían denuncias anteriores por violencia de género y, al parecer, el hombre sufría algún tipo de enfermedad mental.
Algo, que no supieron precisar los vecinos del inmueble. Era tarde de domingo y día de derbi futbolístico en la ciudad, así que la mayoría de los habitantes de La Estrecha permanecían ajenos al suceso. Hasta el vecino del descansillo, Rodolfo Prieto, se sorprendió al ver tanta cámara llamando a su puerta. «Me quedo helado. No me lo puedo creer», lamentó al conocer la noticia. Acababa de llegar a casa y ni siquiera se había fijado en el precinto policial de la puerta vecina. Dice Prieto, que él va a lo suyo, aunque mantenía una relación cordial con los vecinos. De hecho, hoy mismo se marcha de vacaciones y tenía pensado dejarles la comida que tenía en su frigorífico.
Cuenta también que Manuel, Isabel y sus dos hijos, un chico y una chica, llegaron al bloque de viviendas en 1985. «Eran una familia normal y nunca se escuchaban peleas. Nunca vi nada raro», describió. No obstante, había pasado unos días fuera y no pudo precisar si ayer se escuchó algo raro.
Unos metros más abajo, en el tercero, reside Alicia Picos con su familia. Al llegar a casa su hijo, que había pasado todo el fin de semana en la ciudad, mientras ella descansaba en el pueblo, le contó lo sucedido. No había escuchado nada inusual, hasta que llegó la Policía y oyó a los agentes subir y bajar por la escalera. «Es gente aparentemente normal. Algún vecino comenta que el hombre tomaba medicación y que se le escuchaba dar gritos», relató Picos. Antes que ella, su abuela habitaba en el piso, así que conoce a la familia «desde siempre».
Ahora, el matrimonio vivía solo porque su hija, que hace poco tuvo un bebé, se había independizado con su pareja. Llevaban una vida tranquila, el hombre, natural de Galicia, salía a pasear todas las mañanas y «muy educadamente te daba los buenos días», relató Picos. «No me explico qué pudo pasar».
Prieto sólo tenía palabras de incredulidad ante el suceso. Y también de recuerdo para Javier, el hijo, que además de avisar a la Policía tras recibir la llamada de su padre, se había quedado viudo hacía unos meses. «Pobre chico se muere su mujer y ahora su padre mata a su madre», comentó. La de Isabel es la primera muerte por violencia de género que se produce en Asturias en lo que va de año y la sexta de España.
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